

A veces tenemos la suerte de que la vida nos imponga desafíos que no podemos eludir, y gracias a ello logramos crecer interiormente. Otras, necesitamos salir por nuestra propia cuenta a buscarlos, y así es como arranca esta historia.

Carretera Austral: Cochrane - Villa O'Higgins
March 02, 2019
Pasé mi cumpleaños en Cochrane, descansando para recuperarme de un estado levemente gripal, y a los 2 dÃas, sin demasiadas fuerzas pero ya en vÃas de recuperación, continué viaje.
El trecho constaba de 120km hasta Puerto Yungay, una pequeña barcaza hasta RÃo Bravo, y luego otros 100km hasta Villa O'Higgins.
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Salà con calma, y bien abastecida para los dÃas que me iba a llevar el recorrido.
La clave la tuve presente desde un principio: respetar mi ritmo, no exigirme de más. Bajarme de la bici o parar a descansar cuando fuera necesario.
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48km con una subida de 350mts, y luego de bajada hasta la casa de Luzmira y Arturo, quienes tienen un pequeño camping en la puerta de su casa, sumamente amables.
Luego 49km sin grandes desniveles hasta un sector de camping silvestre. Sin gente, sin facilidades, pero frente a un hermoso paisaje a orillas del Río Baker.



Por último, 27km con una cuesta de 400mts hasta Puerto Yungay, sitio que sólo funciona para transportar gratuitamente a la gente hasta Rio Bravo. Sus únicos pobladores son una familia que atiende una cafetería y buffet del pueblo, y además alquilan cabañas. Pero para los viajeros también están disponibles los refugios, a ambos lados del mar, donde descansé 2 noches antes de continuar.


Entre media hora y 1 antes de que salga la barcaza, el puerto se va llenando de gente. Y cuando se va no queda nadie, excepto por los 3 pobladores del lugar.
Cruzo en la barcaza de las 3 de la tarde, y me quedo a descansar la 2da noche del otro lado, en Río Bravo. 2 ciclistas que venían en la misma siguen pedaleando inmediatamente, un francés y una polaca. En la siguiente barcaza vienen otros ciclistas que ya conocía, 2 franceses (Rodrigo y Rafael) y 2 colombianos (Mihail y Brayan). Uno se vuelve porque se olvidó la mochila del otro lado, los otros siguen viaje. En el medio pasa un servicio de limpieza del refugio.
- ¿Cada cuánto limpian?
- No es muy constante... quizás cada 1 semana
- Tuve suerte...
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Me vuelvo a quedar sola y descanso allí hasta el día siguiente.
Despierto a las 7:30 am. Ya había un auto estacionado. No lo sentí llegar. Desayuno.
Luego fueron llegando otros vehículos.
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A las 9:15 arranco a pedalear. En el km 8 veo a los franceses y al colombiano que estaban desayunando en una casa abandonada donde durmieron. Paso a saludar. Me indican que en la casa del fondo venden pan. Paso a comprar. Tomo un mate con ellos y sigo.

El camino era bastante húmedo, lleno de vegetación, que por tramos se iba disipando un poco.
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Había una larga cuesta que subía un total de 400mts pero en unos 30km. Subía y bajaba. Y volvía a subir. En acumulado serían unos 600 mts aproximadamente de subida.
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Desde arriba de la cuesta se veían cóndores volando bajo. Apreciarlos resultó una buena excusa para un breve descanso.
Veo pasar una camioneta con una bicicleta en la caja, e identifico la bici de Brayan, el colombiano que había vuelto a buscar la mochila. Se ve que quizo ahorrarse ese tramo de pedaleo.
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A las 2 horas me pasan los 3 chicos. Al rato me cruzo con otros 2 ciclistas que venían en sentido contrario, converso unos minutos con uno, y sigo.

Mi objetivo para ese día eran 67km, un duro trecho considerando que estaba la cuesta en el medio. Costó, pero cerca de las 7 de la tarde estaba llegando a destino: un refugio para ciclistas, no muy distinto que los anteriores, sólo una habitación más rústica con banquetas y un hogar a leña.
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Ya desde afuera veo que sale humo de la chimenea. Y allí me recibe una pareja de ciclistas americanos que venían en sentido contrario y también habían decidido para allí.
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Me voy a buscar agua y cuando vuelvo había llegado otro más, Kyle, sudafricano. Cenamos más o menos todos juntos y terminamos armando las carpas debido a la cantidad de mosquitos que había allí.
31km más y llegué a Villa O'Higgins. En el medio bordeé el Lago Cisnes, que en ese momento reflejaba el cielo y las montañas como un espejo.
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Ya en el pueblo me quedé en un camping varios días, esperando que saliera la barcaza que cruza el Lago O'Higgins


El camping estaba tranquilo, con un refugio para protegerse de la lluvia, cerrado, calefaccionado y con cocina. Por la ventana se podían apreciar pájaros carpinteros que deambulaban libremente por los árboles. Además de compartir con otros viajeros: Sebastián y Nicole, chilenos que viajaban en camioneta, y ciclistas como Juanse, chileno, y Simon, británico. Con ellos fuimos hasta el final de la carretera austral, sitio de donde sale la barcaza para cruzar la frontera, a 8km del pueblo.

