

A veces tenemos la suerte de que la vida nos imponga desafíos que no podemos eludir, y gracias a ello logramos crecer interiormente. Otras, necesitamos salir por nuestra propia cuenta a buscarlos, y así es como arranca esta historia.

Carrtera Austral: Villa Santa Lucía - Puyuhuapi
January 26, 2019
Hasta este momento venía cruzando sólo algunos ciclistas distintos por algunos tramos. Pero a partir de acá fue cuando los cicloviajeros se hicieron moneda corriente, y los mismos que ves en un pueblo te los volvés a cruzar en el siguiente y en el otro.
Santa Lucía es un pequeño pueblo, solo de paso, tranquilo y sin grandes atractivos. Pero resulta impactante ver los restos del alud que se produjo un año atrás, cómo se cayó un pedazo de cerro sobre la ruta, la vegetación y el pueblo.
Me desperté algo débil, con poca fuerza, pero decidí salir igual. El objetivo fueron los 66km que había hasta La Junta.
Costó, no porque fuera difícil, ya que se trataba de un asfalto levemente sinuoso con tendencia a bajada, sino porque yo me encontraba débil. La idea era hacer ese tramo tranqui, durante todo el día. En las subidas me bajaba y caminaba. Y el resto del tiempo era pedalear a paso tranquilo, relajada.
Bajo el cambio para una leva subida. Piñón 3... piñón 2... piñón 1... y se produce un ruido raro. Entonces se traba la cadena y ya no puedo pedalear, ni para atrás ni para adelante.
Freno y empujo la bici hasta un poste donde la apoyo del lado izquierdo (al contrario de como suelo hacerlo), de modo de tener accesible la transmisión.
Resulta que se había salido la cadena, pero no del plato como me suele suceder a veces sino del lado del piñón, donde queda trabada entre el eje de la rueda y el piñón más grande.

Sólo 1 vez me había pasado y fue en la ciudad, donde pedí en un taller que me ayudaran y lograron sacarla empujando con una especia de tornillo y golpeando con un martillo.
Intenté sacarla con la mejor herramienta que tenía para ello, que era una llave francesa. Con ésta pude engancharla y tirar, así parecía que iba saliendo, pero no. Había un par de eslabones que permanecían trabados sin ninguna intención de moverse de allí.
Temple y paciencia, pensé. La solución va a aparecer en algún momento. Eran las 12:30 del mediodía, tenía tiempo. Había una casa del lado de enfrente, sobre la ruta. Quizás allí alguien pudiera ayudarme.
Pero estaba cansada y era hora de almorzar. El cansancio y el hambre en nada me iban a ayudar a resolver el problema, por lo que decidí tomármelo con calma. Me senté a un lado con la alforja delantera izquierda, que es donde guardo la comida y me hice un sandwich.
Así me tomé una pausa para almorzar al lado de mi bicicleta dada vuelta y el equipaje desarmado. En el medio pasan 2 ciclistas.
- Todo bien? -me pregunta el segundo
- Más o menos -contesto haciendo referencia a mi bici
- Suerte -y sigue su rumbo...
Es una clara diferencia entre sitios turísticos y lugares desolados. En rutas turísticas la gente es más indiferente (no todos, claro). En medio de la nada cualquiera está dispuesto a darte una mano.
Terminé de almorzar, guardé todo y me dirigí a la casa del frente. Aplaudí, como se suele llamar en casas de pueblo.
Al cabo de unos minutos sale una señora. Le explico mi situación y le pregunto si habrá alguien que me pueda dar una mano. Ella contesta que no hay ningún hombre que pueda ir a hacer fuerza para destrabar la cadena, pero me ofrece si necesito alguna herramienta.
Pregunto por un tornillo y un martillo, recordando cómo se resolvió la vez pasada. Pero no disponía de esas herramientas y, en cambio, me ofrece un destornillador, el que acepto y vuelvo hacia mi bicicleta.
Menos de 5 minutos después había logrado destrabar primero uno de los eslabones y luego el otro. Asunto resuelto. Vuelvo contenta corriendo a devolver la herramienta y continúo mi viaje hasta La Junta.




A 40km se encuentra el pueblo de Puyuhuapi, a orillas del lago Puyuhuapi. Frené un rato a la tarde, y seguí camino hasta un camping 20km más.